El patriota triste

El objetivo es ganar cada partída, el medio no importa, las reglas no existen, solo la victoria. La utilización de los medios y la manipulación de las personas es fácil para ellos. Atentados terroristas, asesinatos, utilización de la pobreza para enaltecimiento de la violencia, el culto al miedo, derrocamiento de gobiernos, provocación de desastres y por supuesto fomentar el fanatismo político y religioso. Todo perfectamente estudiado para conseguir la victoria, por medio de esa formación de especializado personal de campo o logística.

Todo esto, y otras muchas cosas, amigo lector, lo encontrarás en El patriota triste en estado puro. Una obra que continúa la saga de Durán, el hombre de atribulada vida, músculos de acero y mirada perdida que se inició, con la primera aparición en escena de El gran juego.

—Entonces… ¿Por qué lo hizo? -preguntó-. ¿Quién es usted?

—La sociedad exige a las fuerzas del orden que limpien la basura que pulula por las calles, pero con guantes de seda y sin mancharse. En ocasiones, esa misma sociedad se encuentra amenazada de tal manera, que los métodos legales no son lo suficientemente efectivos. Ahí entro yo. Soy un barrendero con puño de acero. Me muevo en las cloacas, en la mierda pestilente; con gente que le cortaría a usted la cabeza sin alterarse lo más mínimo y luego llevaría a su mujer y a sus hijos a comerse un Big Mac tan tranquilamente. Métame en el módulo que quiera. Da igual. No diferirán mucho de donde vivo habitualmente.