Teléfono rojo. Volamos hacia París

Estoy «depre» o enfermo de depresión, To be or not to be. LA LÍNEA ROJA que las separa es la cuestión. Se puede estar «depre», un estado de ánimo de abatimiento pasajero, de vacío y tristeza, por algún motivo económico, sentimental o profesional que puede ser superado con relativa facilidad, pero la depresión es otro cantar. La depresión es una enfermedad dramática, no solo para el que la padece, sino también para los familiares y amigos que le quieren. El no considerar la depresión como una grave enfermedad psíquica es un error que puede tener fatales consecuencias.

Para el enfermo por depresión, que al borde de la acera, paciente o impaciente, que el semáforo en rojo cambie de color, la autoestima representa el semáforo verde que le anima a pasar a la otra orilla sin miedo a ser atropellado y… no la va a recuperar si no confía plenamente en su médico.

16,00 IVA Incl.

Detalles del libro

Peso 0.233 kg
Páginas

138

Encuadernación

Rústica

Idioma

Castellano

ISBN

9788415916109

Sobre el autor

AA.VV.

Varios Autores

Estoy «depre» o enfermo de depresión, To be or not to be. LA LÍNEA ROJA que las separa es la cuestión. Se puede estar «depre», un estado de ánimo de abatimiento pasajero, de vacío y tristeza, por algún motivo económico, sentimental o profesional que puede ser superado con relativa facilidad, pero la depresión es otro cantar. La depresión es una enfermedad dramática, no solo para el que la padece, sino también para los familiares y amigos que le quieren. El no considerar la depresión como una grave enfermedad psíquica es un error que puede tener fatales consecuencias.

El tratamiento de la depresión no sigue normas fijas al ser una enfermedad en la que con frecuencia se asocian situaciones personales muy complejas con una posible predisposición heredada. Hoy disponemos de fármacos antidepresivos muy eficaces y seguros, con resultados muy positivos si se toman bien y durante el tiempo necesario, pero si no contamos con la colaboración del enfermo y la participación de la familia, el éxito será temporal y tarde o temprano nos enfrentaremos a un nuevo episodio que complicará el pronóstico de la enfermedad.

Hay que insistir en la individualización. Cada cabeza es un mundo aparte. La primera entrevista y el seguimiento del enfermo son puntos claves para la solución del problema. Si establecemos limites de tiempo que no permitan al enfermo exponer sus inquietudes, malo, si no encontramos la fórmula para controlarlo de cerca, peor. Para el enfermo por depresión, que al borde de la acera, paciente o impaciente, que el semáforo en rojo cambie de color, la autoestima representa el semáforo verde que le anima a pasar a la otra orilla sin miedo a ser atropellado y… no la va a recuperar si no confía plenamente en su médico.

«El mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden cambiar de vida cambiando de actitud» (William James).

Los autores han renunciado a sus derechos en beneficio de la Campaña de Alimentos.

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