El coloquio de los perros

Ramon Fontserè, nuevo director de Joglars, una de las compañías más emblemáticas de España, ha sido testigo de excepción durante más de 30 años de una forma de entender, vivir y hacer teatro a las órdenes de Albert Boadella que le pasó el testigo en el año 2012. Ha recibido una magnífica herencia, un legado de enormes dimensiones que le permitirá, porque lo ha aprehendido, continuar un camino artístico caracterizado por cuatro señas de identidad: transgresión, sátira, humor y una equilibrada mezcla entre lo popular y la investigación. Notas a las que será fiel en la adaptación de El coloquio de los perros. Continuidad estilística, por tanto, algo muy lógico si se considera que Ramon Fontserè ha trabajado durante más de tres décadas con Boadella por lo que el ideario estético que nos presenta en esta adaptación mantiene semejanzas casi obligadas pues ha sido un discípulo educado en el taller de un maestro que le ha inculcado una manera, insistimos, de trabajar, concebir y vivir el teatro. Una ruptura abrupta con ese ideario sería impensable para este nuevo director que «se siente carne de la compañía».

No es extraño esta vuelta a Cervantes, un autor que, además, de ser referente de autenticidad es un escritor que por su contundencia crítica es necesario volver a él dados los tiempos que vivimos. Esta nueva dramaturgia sobre la novela ejemplar cervantina El coloquio de los perros realizada por Albert Boadella, Martina Cabanas y Ramon Fontserè mantiene la continuidad de la narración, la contundencia imaginativa de las situaciones, contempla a los personajes con ironía creando un clima de parodia del modelo cervantino.

Un texto éste que bajo el humor deja un poso de melancolía, un tono condenatorio que permite comprobar que esta toupe sigue respirando bajo la batuta de Fontserè fiel a una herencia magníficamente asumida.

Milagros Sánchez Arnosi