Dos lenguas

Bajo su aspecto aparentemente opaco, busca lo elemental en la faena palpitante de estar vivo. Nos invita a pensar en nosotros mismos, en lo que verdaderamente hace o debiera hacer nuestros días; pues todo problema deriva finalmente de la condición humana. Dos lenguas pretende llamar al humano primitivo. Todo en él son arcos, flechas y bisontes. Dibujos, versos y perspectivas «rupestres». Encontramos en él parejas de imágenes y palabras incompletas que buscan húmeda y desesperadamente al lector –su tercera dimensión– que les permita ser. Simples y densos, como la libertad misma, son fruto de un problema profundo y eterno: la vida. Una vida estática que no pertenece a ningún tiempo, pues todo tiempo converge ahora,momento en el que el lector se siente amado por el poeta; ésa es su gloria. Éste es un punto que la obra exige como un cuerpo que deseara a otro cuerpo ferozmente. No ruega ni vende; sólo desea. Reclama igual valentía, igual sangre, igual fuerza en tiempos de publicidades, espejismos y mareas.

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SKU: 9788415244813 Categoría: Etiqueta:

Detalles del libro

Peso 0.241 kg
Páginas

80

Encuadernación

Rústica

Idioma

Castellano

ISBN

9788415244813

Sobre el autor

Moreno, Ricardo

Moreno, Ricardo

Ricardo Moreno nació en 1979 en La Carolina (Jaén), donde pasó su infancia. Completó estudios de Filología Inglesa y Magisterio en las universidades de Jaén, Granada y Aberdeen (Escocia). Tras aprobar la plaza de Magisterio en la Comunidad de Madrid, se traslada a la capital, donde alterna su labor docente con la participación como vocalista en el grupo de swing jazz «Aljeromic» durante dos años y con la composición de dibujos y poemas para proyectos diversos.

Tras cuatro años de intensa labor, finalmente se publica Dos lenguas, un trabajo audaz que combina cómic y poesía. Esta obra sigue una línea ascendente que va desde el desamor al nuevo amor en nuestros tiempos, pasando por la decepción, el coqueteo, el recelo y, finalmente, los hallazgos.

Bajo su aspecto aparentemente opaco, este poemario malamente esconde un estado muy simple de las cosas; busca lo elemental en la faena palpitante de estar vivo. Nos invita a pensar en nosotros mismos, en lo que verdaderamente hace o debiera hacer nuestros días; pues todo problema deriva finalmente de la condición humana.

Dos lenguas pretende llamar al humano primitivo. Todo en él son arcos, flechas y bisontes. Dibujos, versos y perspectivas «rupestres». Encontramos en él parejas de imágenes y palabras incompletas que buscan húmeda y desesperadamente al lector —su tercera dimensión— que les permita ser. Simples y densos, como la libertad misma, son fruto de un problema profundo y eterno: la vida. Una vida estática que no pertenece a ningún tiempo, pues todo tiempo converge ahora, momento en el que el lector se siente amado por el poeta; ésa es su gloria. Éste es un punto que la obra exige como un cuerpo que deseara a otro cuerpo ferozmente. No ruega ni vende; sólo desea. Reclama igual valentía, igual sangre, igual fuerza en tiempos de publicidades, espejismos y mareas. Sea audaz el poderoso lector porque hay —habrá— un ahora que sea nuestro.

Ricardo Moreno

Dos lenguas son imágenes, viñetas, dibujos, palabras, versos, complementados, se subrayan, se analizan unos a otros. Algo más que palabras ilustradas, imágenes versadas, un todo, una unidad, el recuerdo, el amor, la infancia, el sexo, la crueldad, la muerte, la vida que dialogan en un juego dialéctico, magníficamente especular de versos y dibujos; en resumen, algo así es la memoria. Y dicha memoria, momentos, sentires y pareceres es el afán de la labor aquí desplegada en estas páginas duales, en estos dípticos de concepto y sueño, en estas superficies de amor, dibujo y poesía.

En el arte, como en la vida, las influencias, los referentes, las inspiraciones, conscientes o inconscientes, son amplias y variadas; podría citar la poesía visual española de los 70, podría citar a Fernando Millán, a José-Miguel Ullán, a Joan Brossa; podría citar el cómic europeo en sus más profundas manifestaciones, con Nazario y Ceesepe como representantes de la contracultura en España, o las viñetas más underground del cómic americano más autobiográfico, Robert Crumb, Harvey Pekar; podría citar incluso a Aubrey Beardsley y sus dibujos de vacíos blancos, negros contundentes y líneas líricas; podría citar obviamente a Valente y su sombra gigante y eterna; podría citar más, pero prefiero citar una y otra vez la vida en pleno.

Juan Francisco Casas

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