Jonathan Fine (1958-2015) nació en Tel Aviv. Su madre, la poeta Zerubavela, era hija del famoso poeta israelí, nacido en Rusia, Alexander Penn. Obtuvo un doctorado en Historia y Ciencias Políticas por la Universidad Hebrea de Jerusalén (2005) y fue ordenado como rabino conservador (2006). Fue profesor e investigador principal en el Instituto Internacional para la Lucha contra el Terrorismo (ICT) del Centro Interdisciplinario (IDC) de Herzlyia y director de la Sección sobre Terrorismo y Religión. Invitado por numerosos y prestigiosos centros e instituciones de todo el mundo, dictó cursos y conferencias en el área de la política comparada y las religiones, con especial énfasis en la violencia político-religiosa. Su último viaje fue una gira de conferencias por China, Japón y Australia, donde falleció.
Su larga lista de publicaciones incluye Violencia política en el judaísmo, el cristianismo y el Islam: de la Guerra Santa al terrorismo moderno y El sistema gubernamental israelí: el establecimiento de un estado soberano, 1947-1951. En su obra literaria destacan las novelas Y el más grande de ellos es el amor y Sobre tres puentes, y el libro de relatos Mario corre lejos, publicado en hebreo en 2001, que ahora ve la luz en español.
El lector europeo, culto y enterado, está acostumbrado a identificar la literatura en hebreo con un acotado número de autores. El hebreo moderno, representante y heredero de una tradición clásica que se remonta a la antigüedad, anterior aun a la consolidación de la literatura homérica, es de hecho una lengua minoritaria, cuyo principal centro cultural es actualmente el hogar nacional de la gran mayoría de sus hablantes, el Estado de Israel. (…)
Por ello mismo se comprende la importancia de toda ventana que se abre para dar a conocer las riquezas de la cultura hebrea actual. Es en este contexto que se ha de considerar la literatura de Jonathan Fine. Sus relatos, tal como se presentan al lector hispanohablante a través de esta traducción de su Mario corre lejos, se enmarcan en la temática que preocupó de manera persistente a la literatura hebrea desde finales del siglo xix, específicamente al tocar de manera persistente y variada el tema del «caminante», el individuo que deambula en busca de su lugar en el mundo, de un sitio que sea un hogar viable o siquiera un entorno de menor conflicto.
El esfuerzo de Fine, siempre revestido de ironía, autocrítica y gran energía narrativa, ha dado lugar a relatos de alta sensibilidad con momentos de gracia y emoción. Jonathan Fine falleció inesperadamente en plena madurez. No dudo de que le habría encantado saber que su Mario sigue corriendo y llega ahora a los lectores de lengua española, quienes disfrutarán de esta intensa oportunidad de conocerlo. Jonathan Fine se lo merece, y los lectores merecen leerlo.
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