Aberraciones selectas

La variedad de relatos contenida en estas «Aberraciones selectas» se recrea en zigzaguear con picardía entre lo ordinario y lo anómalo, para terminar a menudo deleitándonos con finales sorprendentes. Las páginas transitan el siempre imprevisible territorio de lo humano, desde las cumbres de lo sublime hasta las ciénagas de la indignidad. La regla esencial para el autor consiste en buscar la mayor originalidad de sus contenidos, mientras en las formas se detecta la eficiencia y el rigor de su educación científica. Por lo demás, la obra puede contener trazas de humor, y no será infrecuente toparse con algún que otro gato.

Desde el siglo xxi, entre las líneas de este volumen, Álex Murillo comparte un salón atestado de libros, y un mate caliente, con Julio Cortázar; de él hereda su inclinación por lo alambicado y singular. Allan Poe ocupa un sillón en la misma estancia, copa de alcohol en mano, y participa aportando una dosis de desasosiego a estos cuentos, convirtiendo la colección de hecho en una espantología personal. Desde el centro mismo del estudio, arbitra el viejo maestro Jorge Luis Borges: sus lecciones se identifican en el tono vivamente intelectual de las páginas, dotando de la precisión de un teorema al estilo de la narración. Apoyado informalmente sobre una estantería, el guionista Charlie Kaufman inspira al autor a narrarnos fantasías descabelladas, absurdos razonables; también a valerse de la travesura y la ironía, como las que dan forma al «Prólogo» con el que arranca este libro…