Comienza esta novela como los Senos de Gómez de la Serna, lúbrica, ingeniosa, mordaz, irreverente, golfa de aforismos trenzados en escenas muy ágiles, que van cayendo ante nuestros ojos como los alfiles de las boleras. Es el deseo, la última condición de nuestro tiempo, quien empuja cada movimiento, cada mirada y conversación, con algo de enemigo interno o de titiritero inevitable, que no se cansa en ninguna época de la vida. La novela transcurre, iconoclasta y libérrima, en capítulos cada vez menos fragmentarios, llena de códigos sobre las últimas décadas de nuestra historia, claves de humor y desencanto, de aventura y renuncia, donde el lector y el narrador hacen el pacto de reírse de un mismo mundo, incluso de algunas pocas cosas que valen la pena, grandes poetas, grandes amores. «La melancolía es la enfermedad característica de los que aspiran a ser como dioses», una melancolía entreverada en cada una de sus páginas. La otra parte corresponde a una salvaje ironía.
Arturo Lorenzo, Madrid, 1949. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense. Fue profesor en la Universidad Nacional de Educación a Distancia entre 1977 y 1982, pero la mayor parte de su vida profesional la ha dedicado al Servicio Exterior, especialmente en el ámbito de la cultura. Tras dos años en el Instituto Hispano Árabe de Cultura de Bagdad y su paso por la UNED, permaneció diez años en Argelia en la Oficina Cultural de la Embajada de España en Árgel donde fue nombrado director del Instituto Cervantes de la ciudad. A partir de ahí fue nombrado director de los centros del Instituto en Casablanca, Rabat, Nápoles, Tánger, Lyon y Milán.
Tiene la medalla al Mérito Civil por su contribución a la difusión de la cultura española en el exterior.
Ha publicado la novela Época de emociones (Sial/Pigmalión, 2011) y es autor de decenas de artículos de crítica literaria y viajes en distintos medios.
En la actualidad publica en el blog Amigos de Cervantes una colección de artículosbajo el título de Crónicas sin tiempo y prepara la publicación de un libro de relatos: Amor, cárcel de sueños.
Comienza esta novela como los Senos de Gómez de la Serna, lúbrica, ingeniosa, mordaz, irreverente, golfa de aforismos trenzados en escenas muy ágiles, que van cayendo ante nuestros ojos como los alfiles de las boleras. Es el deseo, la última condición de nuestro tiempo, quien empuja cada movimiento, cada mirada y conversación, con algo de enemigo interno o de titiritero inevitable, que no se cansa en ninguna época de la vida.
A diferencia de los héroes victoriosos, el antihéroe nos detalla el desastre masculino ante el deseo, escurridizo para siempre, una suerte de Prometeo que sube otra vez la montaña con los tópicos de la masculinidad sobre la espalda, empujando también una carreta llena de los maniquíes en los que, por la maldición del antihéroe, ha ido convirtiendo cada mujer, cosificada, abalorio buscado entre la multitud de objetos de un Rastro también ramoniano.
La novela transcurre, iconoclasta y libérrima, en capítulos cada vez menos fragmentarios, llena de códigos sobre las últimas décadas de nuestra historia, claves de humor y desencanto, de aventura y renuncia, donde el lector y el narrador hacen el pacto de reírse de un mismo mundo, incluso de algunas pocas cosas que valen la pena, grandes poetas, grandes amores. «La melancolía es la enfermedad característica de los que aspiran a ser como dioses», una melancolía entreverada en cada una de sus páginas. La otra parte corresponde a una salvaje ironía.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros con una finalidad técnica, para analizar nuestros servicios y mostrarte publicaciones relacionadas con tus preferencias en base a un análisis anónimo de tus hábitos de navegación. Puede obtener la información sobre nuestra Política de Cookies en el siguiente enlace:
Funcional Siempre activo
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
Preferencias
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
Estadísticas
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin una requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de su proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarlo.
Marketing
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en un sitio web o en varios sitios web con fines de marketing similares.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.