Carlos de Castro nace en Jerusalénen el año 1954. El Estado de Israel acababa de crearse y el Ministerio de Asuntos Exteriores destina a su padre como canciller del Consulado General en esa ciudad mitad árabe y mitad judía. España lleva siglos ocupándose de los santos lugares de Tierra Santa a través de la llamada Obra Pía, encargada de preservar nuestra presencia histórica y el patrimonio español. La familia reside allí nueve años y Carlos comparte su infancia en un entorno diplomático.
Cuando su familia retorna a España, Carlos de Castro realiza sus estudios elementales y universitarios en Madrid, licenciándose en Economía, y con veintiséis años el Ministerio de Asuntos Exteriores le nombra canciller en el Consulado de Houston, siendo ese su primer destino en el extranjero. En su vida profesionaltrabajaen cuatroconsulados generales y cuatro embajadas de Europa y América, lo que le lleva a vivir infinitas experiencias. Colabora en la creación de carteles promocionales. Sus conocimientos de pintura y dibujo le permiten expresar en imágenes los momentos que vive en uno u otro puesto acompañándolas de relatos descriptivos. Colabora en el blog La Esfera Cultural y en la revista Muy Historia, en donde le publican una docena de cuentos e ilustraciones. Hace algunos años comienza a compartir sus textos ilustrados distribuyéndolos entre compañeros del Ministerio de Asuntos Exteriores sin otra intención que el puro divertimento.
En este libro el autor reúne las imágenes y reflexiones del que ha sido su mundo durante los intensos y felices años que ha permanecido en el Servicio Exterior de España.
En las páginas de Mundo diplomático, Carlos de Castro se adentra y encuadra su «vis creativa» en la mejor tradición de la ilustración satírica española. Lo hace, sin embargo, enfatizando la ironía y aboliendo la burla. Lejos de desacreditar el mundo diplomático en donde ha crecido como personay como profesional, demuestra un conocimiento profundo, basado en el apego por el Servicio Exterior de España, que solo concede la experiencia vivida. Es en él donde el dibujante y narrador ha conocido a fondo, descarnadamente, las fuentes de inspiración de sus viñetas.
El autor adopta un patrón narrativo mordaz, pero que se acerca, por momentos con cierta ternura no exenta de admiración nostálgica, a una carrera vocacional, devota del servicio a España e integrada por hombres y mujeres bien preparados y conscientes de su responsabilidad y compromiso. Una carrera que sabe tomar distancia de lo inmediato —incluso en tono cómico— para retener lo esencial que siempre se identifica con el interés general de España y de los españoles.
En las viñetas se manifiesta que no somos un país de medianía, sino una nación secularmente presente y referente en el orbe, que atesora la Carrera Diplomática profesional y la Embajada permanente abierta más antiguas del mundo y una Carrera orgullosa de su pasado, comprometida con su presente e ilusionada con su porvenir.
Alfredo Martínez Serrano Embajador de España en Canadá
2 valoraciones en Mundo diplomático
Valorado en 5 de 5
Manuel Antonio D.C. –
Sigo a Carlos de Castro desde hace tiempo, por tierra, mar y aire, como si fuera un torero a quien se tiene especial devoción, algo parecido al furor de Joaquín Sabina por José Tomás, el diestro de Galapagar.
Codicio y colecciono sus óleos, sus acrílicos y sus acuarelas, desde sus primeros paisajes a pastel del Canal de Midi, Toulouse, Francia, pasando por el Caribe, hasta sus imágenes árticas del más boreal Canadá.
Es un aventurero, un artista plástico y un poeta del pincel, además de probo y eficaz funcionario público del Servicio Exterior de España.
Esta vez se ha superado a si mismo y nos ha sorprendido con una inmersión inédita hasta ahora, en un mundo arcano, esotérico e iniciático para el común de los mortales a pie de calle. No de forma solemne y engolada, ni mucho menos satírica, sino todo lo contrario: desde el humor diluído, amable, “sfumato” y evanescente; precisamente el más difícil de practicar de todas las clases de humor.
Y lo ha hecho espontánea y meritoriamente desde la adhesión y el afecto que le suscita ese oficio- el Cuerpo Diplomático- junto al que ha colaborado codo con codo tantos años de su vida, por amor a su País, por lealtad, por elección y por simpatía personal.
Un libro imprescindible.
Manuel Antonio D.C.
Valorado en 5 de 5
Manuel Antonio D.C. (propietario verificado)–
nos ha sorprendido con una inmersión inédita hasta ahora, en un mundo arcano, esotérico e iniciático para el común de los mortales
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Sigo a Carlos de Castro desde hace tiempo, por tierra, mar y aire, como si fuera un torero a quien se tiene especial devoción, algo parecido al furor de Joaquín Sabina por José Tomás, el diestro de Galapagar.
Codicio y colecciono sus óleos, sus acrílicos y sus acuarelas, desde sus primeros paisajes a pastel del Canal de Midi, Toulouse, Francia, pasando por el Caribe, hasta sus imágenes árticas del más boreal Canadá.
Es un aventurero, un artista plástico y un poeta del pincel, además de probo y eficaz funcionario público del Servicio Exterior de España.
Esta vez se ha superado a si mismo y nos ha sorprendido con una inmersión inédita hasta ahora, en un mundo arcano, esotérico e iniciático para el común de los mortales a pie de calle. No de forma solemne y engolada, ni mucho menos satírica, sino todo lo contrario: desde el humor diluído, amable, “sfumato” y evanescente; precisamente el más difícil de practicar de todas las clases de humor.
Y lo ha hecho espontánea y meritoriamente desde la adhesión y el afecto que le suscita ese oficio- el Cuerpo Diplomático- junto al que ha colaborado codo con codo tantos años de su vida, por amor a su País, por lealtad, por elección y por simpatía personal.
Un libro imprescindible.
Manuel Antonio D.C.
Manuel Antonio D.C. (propietario verificado) –
nos ha sorprendido con una inmersión inédita hasta ahora, en un mundo arcano, esotérico e iniciático para el común de los mortales