Silencio habitado

La poesía, en el diseño que le imprime Olga Patiño Nogueira, parece recorrer un espacio circular en tres fases: Partiendo del ser –de esa esfera íntima del yo que alienta fuertemente en su interior– su voz lírica intenta aproximarse siempre con deseo y temor al plano del tú que la atrae de inmediato…

En este movimiento de desestabilización del yo, la voz lírica se expande implorante de cara a la idealidad cósmica, universal, emblemática, donde el alma recóndita espera encontrar su ideal: gratificación, consuelo, paz y amor… Son los lugares celestes que nos muestran el perfecto equilibrio sideral…

La autora, intimamente soñadora, se mueve en el espacio del poema a través de su voz como hablante lírica. También se implica, total y absolutamente, como ser humano de carne y hueso. (Luz Pozo Garza)