Ultrasádicos y longorgásmicos (Microguiones y guiones cinematográficos)

José Alcalá-Zamora está considerado el mayor poeta erótico de la lengua castellana y desde luego el más pulcro, ya que casi nunca desciende a la vulgaridad u ordinariez tan comunes en este difícil género, sin caer en la proclividad a lo rahez, tan característica de lo hispano, según subrayara don Claudio Sánchez Albornoz en su España un enigma histórico.

En Ultrasádicos y longorgásmicos, su último poemario erótico, nuestro poeta utiliza dos recursos fundamentales: el acto del amor y de la entrega, no exclusivamente femenino, y el de la consumación de la sexualidad en el éxtasis orgásmisco, momentos que describe mediante sendas imágenes pictóricas y aun cinematográficas, la cautividad o inmovilidad forzada y la conducción al suplicio y sacrificio mortal, de ella, o especular, de él, en versiones diversas de fetichismo investigador y exhaustivo del misterio de la mujer y de “sadismo intelectual”, opuesto a cualquier tipo o acto de crueldad efectivo, dolor ficticio y liberador de esas pulsiones de agresividad del paternalista y antiabórtico fanatismo sin excepciones. 

Alcalá-Zamora, deslumbrado por la magnitud, misterio y estética de la unión de los sexos en el acto, potencialmente paternomaternal natalista, pero, sobre  todo, amoroso, contra lo que pretenden imponernos severidades seculares especialmente vinculadas a la religiones monoteístas, intenta utilizar las metáforas más extremas para describir el juego amoroso, desde sus sutiles inicios y el sacrificio recíproco de la entrega hasta su culminación y desmayo transitorio final: es decir las durísimas prisiones del acero y la resignación a la dulzura del suplicio aparente hasta la más espantosa verdad de nuestra existencia, nuestra desaparición, cuando orgasmo y muerte se confunden durante algunos segundos o minutos, según la técnica del enamorado, en un estado de sensibilidad –o, tal vez, de insensibilidad total– y de conocimiento superior.

 Delia García Griñán