Discurso encomiástico a san Ivo patrono de los jurisconsultos

En sus comienzos, la poesía de Francisco Álvarez estaba ligada a la tierra y al mar, al paisaje natural de su Galicia. Poesía intuitiva, elemental y sencilla, en donde el hombre, descubriendo su juventud embriagante e inmortal, decidía nominar el mundo. Tanto el paisaje como el ardor juvenil-desprevenido encuentran asidero en su primer poemario, Lexanías, escrito en gallego y publicado en 1980, cuando el poeta tenía 22 años, y que continúa con otros volúmenes tanto en gallego como en castellano. Francisco Álvarez es una figura paradójica. En él se encierran dos vertientes, dos tendencias que llevadas al extremo se vuelven antagónicas. Esta rara avis engendra y transporta en sí mismo lo que Federico García Lorca definió como el ángel y el duende.

15,00 IVA Incl.

Detalles del libro

Peso 0.700 kg
Páginas

104

Encuadernación

Rústica

Idioma

Castellano

ISBN

9788415244295

Sobre el autor

Castrillo Tablado, Juan

Castrillo Tablado, Juan

Juan Castrillo Tablado (Palacios de la Sierra, Burgos, 1923- Madrid, 13 de enero de 2020) es titulado superior en Filosofía, Teología, Políticas y Sociología. Ha ampliado estudios sociales en Lovaina y se diplomó en la Henry Gorge School of Social Science de la Universidad de Nueva York. Ha sido profesor de filosofía, religión, latín y sociología religiosa. Responsable de cultura en la Residencia Universitaria Claret de Madrid. Es autor de las obras: La Virgen en los Concilios Ecuménicos (1964), Juan XXIII (1968), Dolor de Luz (2005) , Raíces líricas de Palacios de la Sierra (2005), Antología poética (2005), Fulgor de serranía (2006), Sonetos (2006) , Poemas espirituales (2006), 2.a ed. de Dolor de luz (2007), Traducción y notas Ius Publicum, libro de Antonius Perezius, editado en Lovaina el año 1657 (2007) , Burgos en plural poema (2008), Niña con Ángel, Jacinta de Fátima (2009), Poemas de un ermitaño (2010) y Una llama de amor (2010). Ha colaborado en publicaciones nacionales y extranjeras. Ha sido premiado reiteradamente por la Academia Mariana de Lérida.

Un antiguo adagio italiano dice: «Traduttore, traditore», no se cumple, en absoluto, en el caso que nos ocupa. Juan Castrillo, titulado en Filosofía, Teología, Políticas y Sociología, amplió sus estudios en Lovaina y Nueva York. Profesor de latín y filosofía durante muchos años. Este brillante currículo nos asesora y confirma la calidad del trabajo de investigación y traducción de la obra del siglo XVII (1621), Discurso encomiástico de Antonio Pérez a san Ivo, patrono de los jurisconsultos, (escrita en latín al uso de la época). El traductor, Juan Castrillo, se mantiene en todo momento fiel al texto latino, casi literal, no olvidemos que el latín es como su segunda lengua.

Esta pequeña obra, que es una joya, tanto por su contenido como por su forma, viene introducida con un homenaje, en verso, a san Ivo, elaborado por la asociación de juristas de la universidad de Lovaina y publicado en el tablón de la misma universidad. Cantan las virtudes del santo, sus méritos y sus milagros. Acuden a la mitología griega para compararlo con los dioses, semidioses y héroes en sus gestas y cantar así sus glorias: a Febo, a Peleo, (el macedonio), a Perseo, al noble Filipo, a Apeles, a la diosa Coa, a Temis, (diosa de la justicia, pegada siempre a la balanza), a Marte favo- rable, etc. Termina la loa proclamando a san Ivo, «culmen y decoro de la justicia».

El colofón de la hermosa obrita, también es un agradecimiento, un elogio, un canto y una alabanza, por parte de la misma asociación, al Doctor y regio Profesor y dignísimo Prefecto, Don Antonio Pérez: ¡Eres Prez de nuestros colegas, Prez de tu Lovaina!

Tal vez este mismo elogio se lo podíamos hacer a su traductor, Juan Castrillo, Prez del trabajo, de la cultura, de la sabiduría. A él, también le guía Minerva, le ayuda, le traza la línea a seguir y él responde. La experta pluma del traductor no ha traicionado, en ningún momento, al creador, al autor, por el contrario, gracias a su investigación y minucioso trabajo hemos podido conocer, leer y admirar la interesante y muy completa obra de nuestro estudioso, profesor y jurisconsulto del siglo XVII, Antonio Pérez.

Charo Delicado

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